Bip Bip

No puedo decir que he vivido lo suficiente para recordar con exactitud “otros tiempos”

Pero tengo la noción de aquellos días donde un teléfono no formaba parte del tiempo invertido en el día.

Aún tengo fresco el momento donde divertidas mis amigas y yo intercambiábamos pequeños papelitos con el chisme de la semana en la universidad, lo que hoy serian los grupos de whatsapp, a lo lejos se distinguían los primeros sonidos de la perdida de las letras en aquel bip bip de blackberry, aun nos manteníamos ajenas a ello; que tal los días de fiestas decembrinas donde con gusto compartíamos en la tv a mi pobre angelito y aunque viendo una pantalla fija todos compartíamos el mismo momento, podría ser también los viajes  donde buscar una red wifi se usaba únicamente para comunicar a nuestros familiares que estábamos bien y no para hacer “check in” o los kilómetros recorridos en una ciudad desconocida.

¿Lo más triste? Se perdió el romanticismo, aún más, de lo perdido ya.

Se acabaron las cartas a puño y letra (con orgullo puedo presumir que poseo dos maravillosos tesoros de largas paginas y tupidas letras) terminaron las conversaciones cara a cara para solucionar conflictos (ahora podemos dar largos argumentos cargados de resentimiento en whatsapp) se extinguieron las visitas sorpresas y la vergüenza de salir en pijama o con tu ropa de basurero al encontrar en la puerta esa visita anhelada, ahora solo consta de una cita en el calendario y un posiblemente se lleve a cabo si no es que se cancela a última hora.

El contacto ahora se pierde borrando 10 dígitos de esa pantalla traicionera y carente de vida acompañado de un largo mensaje en whatsapp que si no eres lo suficiente valiente bloqueas el remitente para no escuchar lo que el otro tiene que decir y hasta luego.

Ahora poner tierra de por medio solo implica cortar el contacto virtual, la gente ya no lucha por lo que ama, ya no existe esa gente loca que corre a buscarte porque sabe donde encontrarte… Hoy por ejemplo estaba comiendo cuando alguien me dijo que me esperaban en la recepción, a pasos cautelosos me aproxime a esta con el estomago hecho nudo, pensando que quizás, que probablemente podría ser esa persona, pero no, era solo un mensajero con un sobre sin importancia alguna.

Ya no importa que sepan tu dirección, las flores ya no llegan a la puerta del domicilio, no importa que sepan donde trabajas, no se van a parar a tu escritorio con una explicación en los labios.

Ya no son necesarios los kleenex en el bolso de mano, las despedidas ya no llevan de por medio lagrimas y en consecuencia no necesitan un pañuelo para secarlas.

El amor se ha vuelto un timbre especial en el teléfono, un café cada quince días si bien te va y una cena de vez en cuando, te recuerdo el aniversario y mañana si te vi, ni me acuerdo, un te amo con caducidad de seis meses y te olvido en cuestión de dias.

Fuimos letras, seremos recuerdos perdidos en la red de bip bip que ya no llegaran a su destino.

Denny’s

Nunca entendí porque le gustaban esos restaurantes fríos, con comida a medio hacer y un tanto insípida, colores llamativos y uniformes graciosos en los meseros, a mi me gustaba él y por eso siempre le veía en ellos, en sábado pasadas las 9 de la noche cuando su día estaba por terminar,

Siempre llegaba con un hambre abismal y me contaba como se había saltado cada comida religiosamente para llegar hasta ese momento y pedir una orden doble de enchiladas…

Le extraño y es que apenas y me he decidido dejar de verle y aquí me encuentro de frente a esos lugares persiguiendo fantasmas y viendo a lo lejos un denny’s que asoma su nariz recordándome que en él fue la última vez que le vi, y quizás la definitiva.

Castillos en el aire



¿A dónde va el amor que no se consume y quema por dentro sin vías de salida?

¿A dónde van los planes que nacieron día tras día y nunca se llevaron a cabo? 

¿A dónde va el amor que no se le termina, pero le cortan las alas sin poder volar?

¿A dónde se van las ganas de querer amar a alguien para toda la vida y caminar de su mano hasta que las arrugas sean visibles en la piel y las grietas del rostro marquen las sonrisas que crearon juntos?

¿Dónde escondes el mapa de los lugares que estuvieron juntos y ahora acuchillan el alma cada vez que los pies se posan sobre las calles sin vida y cuyos márgenes proyectan fantasmas

¿Dónde guardas la impotencia de seguir luchando contra lo que ya esta muerto y te aferras a conservar como si aun estuviese vivo? 

A donde van los recuerdos cuando vives en ellos y la realidad solo es un mundo alterno.

A donde van las historias que no se concretan cuando todos los días me encuentro aquí, haciéndoles castillos en el aire.